
Bueno aquí dejo el cuento que prometí para estas fechas. Deseo un feliz Yule para todos y todas. Espero que os hinchéis a polvorones, pero recordar con condón y con koko. Y sin mas dilación que empiece la función:
Una nariz asomaba encima del montículo de nieve olisqueando aquí y allá. Mientras caía una densa nevada sobre los pinos del frondoso bosque. De repente, una cascada de nieve descendió de una de las ramas al aparecer una inmaculada lechuza, mirando en derredor con sus inmensos ojos azules. Mientras la nariz huidiza, nerviosa, y vibrante parecía buscar la seguridad de la madriguera, mientras orientaba sus largas orejas buscando el sonido de su acechador. Soplaba una leve ventisca, hacia que los copos remolinearan, bailaran, antes de posarse en su lecho de cristal. Mientras el ulular del viento continuo, frío, implacable, taladraba los oídos presentes. Tal vez fue la lechuza o quizá la liebre, la que percibió primero aquel sonido lejano que traía el viento. El tronar de unos cascos, de un corcel gris que no dejaba huella sobre la nieve. Una sombra pareció pasar por el bosque. La nariz inquieta se ocultó entre una rocas, y los ojos enormes escudriñaban al recién llegado. Sobre el corcel un jinete cubierto por un manto negro, parecía envuelto en una bruma de sombra. El relinchar tétrico del corcel cruzó el aire, mientras los bufidos exhalaban vapor negro. El jinete pasó al galope, sin prestar atención a nada de lo que ocurría a su alrededor. Poco a poco el sonido de los cascos se los fue llevando el viento tal como vinieron. La nariz inquieta salió de entre las piedras dirigida hacia donde se hallaba la madriguera, salvadora, con salto firme en carrera. Mientras los ojos enormes desaparecían en una exhalación de la rama. Continuaba la carrera del cazador y la presa...
El corcel imparable cabalgó sobre arena, mar y roca. Hasta llegar a un valle donde se detuvo, en aquel lugar donde las nubes se cerraban creando oscuridad como la noche. Allí había otros tres jinetes y un ser en pie con siete cuernos y siete ojos, su cuello parecía haber sido degollado. El primer jinete portaba un corcel blanco, un arco en las manos, y una brillante corona en su testa, el segundo, un corcel rojo y una enorme espada, el tercero, un corcel negro con una balanza sobre sus manos. El cuarto jinete se unió junto a ellos. Entonces de la tierra surgió una nueva figura que creció como una planta, con forma de mujer pero negra como la noche, su piel era piedra.
_ ¿A que habéis venido ángel y ungidos?
_ A crear un reino perfecto para nuestro señor _ dijo el ángel mirando con sus siete ojos la figura oscura.
_ Venís a traer la muerte y la guerra a mi casa.
_ Ya hay muerte y guerra en tu casa, nosotros traemos paz.
_ ¿Cómo traeréis la paz? ¿Con los ungidos? _ Levantó la cara con desafío, la dama de piedra señaló a los jinetes.
_ Venimos a traer la fe, hacer justicia, que se haga la única voluntad de dios, a salvar el alma de los hombres _ El gesto del ángel era impasible, inquebrantable.
_ Yo soy la primera que llego aquí, y la ultima que se irá. Hablo en nombre de todos aquellos qué no tienen alma, ¿qué sucederá con nosotros?.
_ Los sin fe, los sin alma, no se salvaran. Solo puede haber una voluntad, la del perfecto, la del inmortal, la del justo.
_ ¿Que justicia puede ser ésa? Él, que no conoce la muerte, ni el miedo, ni el hambre, ni la locura. ¿Cómo puede juzgar lo que no conoce?. Lo que no a sentido.
_ Es la voluntad de dios.
_ ¿Por que quiere acabar, con todos los que no tenemos ni alma ni fe? _ Dijo Gaia, mientras cristalinas lagrimas surgían de sus ojos.
_ Es la voluntad de dios.
_ ¿Por qué nos dio voluntad, sí solo a de hacerse la suya? ¿Por qué una sola fe, para todas las esperanzas futuras?
_ Es la voluntad de dios.
Entonces el ángel rompió el sello que tenia entre las manos, un gran terremoto recorrió toda la tierra, el sol se oscureció, y las estrellas cayeron sobre la tierra. Gaia yacía frente al ángel de rodillas, de una herida en su pecho surgía savia. Gaia miró al ángel implorante, mientras él la miraba impasible.
_Es la voluntad de dios.
El abogado Adramelek
Le dedico especialmente este cuento Nuria una Gallega con apellido Celta.
Bueno hoy el amo me deja escribir unas líneas; en el fondo tiene muy buen corazón, bueno, muy en el fondo. Hoy quiero contarles, lo dura que es la vida de una araña. Esta mañana solo levantarme y quitarme las lagañas de 10 ojos; esto exige mas trabajo de lo que un humano puede imaginar. Me disponía a desayunar, pero la bruja de la señora de la limpieza se había llevado mi "papeo", con su nueva escoba anti-polvo; como si ella necesitara un anti-polvo, si seguramente hacia meses que no copulaba con su pareja. Bueno da igual, el caso es que me quede sin comer y empezar así el día no da buenos humos. Comencé a tejer una nueva tela, ya me gustaría ver a mí a un humano aquí subido, tejiendo con migo, pasando frío. La mayor parte del día me la tiro aquí colgada, en mi tela, observando, cotilleando. Los humanos parecen tener una vida muy intensa, pero solo lo parece, en realidad están tan aburridos como yo en mi tela. No creo que sean inteligentes; como piensa mi amiga Cloe. (Cloe es una mariposa y es la mejor amiga de Loth. Anteriormente Cris, otra mariposa era la mejor amiga de Loth pero esta se la comió. Las amistades de las arañas, suelen durar poco por lo general)Hace poco un humano se me planto delante señalándome y dijo _¡Una araña!. Dios, que poder de deducción pensé y este es el ser, que se supone más inteligente del planeta, y además me tenía miedo a mí, que solo mido 2 centímetros. Aveces me pregunto como la evolución no acabo con ellos, debe ser por aquello de que influye mucho la suerte en ella; algo debió pasar me lo imagino...

Caminaba por aquel desfiladero, mientras las aristas de las piedras cortaban mis pies descalzos, regándolas con mi savia animal. Abismos de desesperación y angustia se extendían ante mí, sin poder vislumbrar su fondo de olvido. Sueños irrealizables nublaban mis ojos y mi mente, haciendo peligrar mi peregrinaje. El calor sofocante de la pasión en un cielo sin sol ni luz. Solo el sonido de miles de insectos zumbando a mí alrededor, en su danza caótica, en un vuelo en espiral hacia ninguna parte. Pronto llegaría a la cumbre, mientras boqueaba con mis pulmones irritados, sangrantes por el humo de la vanidad. Ya nadie seguiría mis pasos, ya nadie los guiaría por un camino que nadie caminaría, a una tierra de nadie.
Éste es el relato más triste que nunca he oído. "Firmin" de Sam Savage.
Bueno el amo se ha ido de fiesta de 











